En las entrañas del gobierno se da por sentado que una vez finalizado los Juegos Olímpicos de la Juventud, el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo ubicado en el barrio de Núñez será destinado a una operación inmobiliaria.

Dicen que lo remplazarán por las instalaciones que se han creado en la Villa Olímpica en el sur de la ciudad. Hoy en el área metropolitana de Buenos Aires viven 13 millones de personas. Imaginemos que la avenida Rivadavia y su continuidad divide en dos esta área que en forma semicircular no supera los 60 kilómetros. De esta manera, quedaría en la zona norte donde se ubica el Cenard alrededor de seis millones de personas casi como la población de Suiza. En la zona sur, donde están las nuevas instalaciones del Parque Olímpico viven siete millones de personas, casi como en Austria.

Tanto Suiza como Austria tienen varios centros de desarrollo deportivo y habitualmente amplían sus instalaciones para que puedan realizar actividad física sus habitantes. Aquí, por el contrario, con la destrucción del Cenard se ha decidido desaparecer la poco infraestructura que tenemos.

Para justificar la operación inmobiliaria se hace hincapié en los costos de mantenimiento del centro deportivo. Es un argumento falaz. Ningún país aumenta sus costos cuando invierte en deporte, educación y salud. Es habitual ver a los funcionarios o dirigentes sociales sonriendo cortando las cintas cuando se inaugura una obra.

A cuál funcionario veremos al lado de la topadora cuando destruyan una de las cuatro piletas olímpicas que tenemos. Piletas que, con muy poca inversión, podrían seguir funcionando para el aprendizaje, desarrollo y perfeccionamiento de nuestros nadadores.

Quién será el dirigente federativo o funcionario que tome el pico y la pala y sonriente rompa los gimnasios, que deben servir para que miles de personas puedan mejorar su calidad de vida a través del deporte.

Se necesita que la infraestructura de nuestro país siga creciendo. Destruir el Cenard lo único que logrará será una gran operación inmobiliaria que beneficiará a los sectores más pudientes de nuestra sociedad y un daño injusto e irreparable al deporte argentino.

Claudio Morresi
exsecretario de Deporte de la Nación