Mostrando las entradas con la etiqueta arquitectos. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta arquitectos. Mostrar todas las entradas

jueves, 18 de junio de 2020

REFLEXIONES SIN BARBIJO IV



    Con la irrupción de la Pandemia y la extendida Cuarentena, se han resignificado las diversas actividades y profesiones que yacen en el seno de nuestra sociedad. Ya nada será igual, dicen algunos. Quizás, todo siga peor... (LEA NOTA COMPLETA)

viernes, 23 de junio de 2017

"PERIODISMO URBANO", Reflexiones sobre la Arquitectura, el Urbanismo y la Economía Política





Comenzamos en 2017, una nueva etapa comunicacional: en Radio La Voz, desde www.rlvradio.com.ar, los jueves a las 16, con Música, Análisis, Arquitectura y Urbanismo para intentar entender qué pasa en la Ciudad... con los arquitectos Adolfo Rossi y Gustavo Cañaveral.

►Semana a semana, iremos actualizando el blog con la incorporación de un nuevo capítulo de nuestro programa de radio...



PERIODISMO URBANO - programa 9




El 20 de junio, Día de la Bandera, cruzamos al revés el Puente sobre el Riachuelo, caminamos atravezando en centro de Avellaneda, rumbo al estadio de Arsenal, para escuchar a Cristina sobre la tragedia neoliberal que nos azota, los protagonistas contaron sus penurias..."El neoliberalismo vino a desorganizar la vida de la gente", se escuchó... mientras, en la Gran Ciudad gobernada por el Horacio, se mutilan árboles a lo largo del bajo, en Retiro...




PERIODISMO URBANO - programa 8





PERIODISMO URBANO - programa 7





PERIODISMO URBANO - programa 6





PERIODISMO URBANO - programa 5





PERIODISMO URBANO - programa 4





PERIODISMO URBANO - programa 3





PERIODISMO URBANO - programa 2





PERIODISMO URBANO - programa 1







miércoles, 21 de diciembre de 2016

¿QUÉ ARQUITECTO QUERÉS SER?







Nuestro compañero Gustavo Cañaveral Cumple 30 Años como Arquitecto, y dice...

Hoy celebro mis 30 años de recibido con este texto de RF, uno de mis mejores docentes en la FADU-UBA, analizábamos, la ciudad heterogénea y desigual, sus costas y ríos, palabras, muchos dibujos, muchos sueños y soluciones, diseño, mucho diseño, seguir en ese camino por la igualdad, aún falta mucho por hacer. Hacer politica por una arquitectura y urbanismo al alcance de todos. Brindo por eso, salú...

    Todos, quienes pasamos por la Facultad de Arquitectura, alguna vez, pensamos idílicamente como piensa Roberto Frangella, y a través de los años sostuvimos nuestras ideas...

Piensa Roberto Frangella: "El arquitecto que me gustaría ser"

Estuve unos días en Asunción, en un estado de asombro permanente, al constatar la ebullición edilicia de la ciudad. La capital paraguaya está en pleno crecimiento, como un organismo vivo que aumenta y cambia su continente.

Al mismo tiempo me impacta la mágica presencia de la naturaleza que hace del invierno primavera, el verde que cambia de color, nuestra sangre y el rojo de la tierra que fructifica todo, sin darnos cuenta nos va cambiando el sentimiento.

La cabeza queda en blanco, dispuesta a recibir todos los colores de la libertad. En este clima y viendo el trabajo que desarrollan los arquitectos en esto tiempos de bonanza, sentí dentro de mí que podía volver a empezar.

Me pregunto qué arquitecto quiero ser –sin dudas estar en la tarea inmobiliaria sin esclavizarse al capital es un camino– pero viendo la vida casi en un estado de gestación, y ante este milagro, me respondo que me gustaría ser un arquitecto que pensara ampliamente en la distribución del territorio con un sentido social pleno, planeando todo desde lo colectivo versus lo individual.

Me parece que nuestras capacidades adquiridas para enfrentarnos a una demanda, analizar la situación y hacer una propuesta superadora, me permitirían ser muy útil a la sociedad, colaborando en construir estructuras de justicia.

La selva del Paraguay es uno de los paraísos terrenales donde comenzó la vida del hombre. El desarrollo y la creatividad para conservarlo, aún en los tiempos modernos, tiene que tener claro este accionar siempre en el bien común.



Sostiene Adolfo Rossi...

Fiera venganza la del tiempo, enterrando sueños, demoliendo expectativas, 30 años después de aquello, nos queda aceptar la realidad, el triunfo del capital ha sido demoledor, salvemos las ideas y en ellas trataremos de guarecer lo que quede aún de esperanza...

Durante la dictadura genocida, hubo médicos que controlaban el pulso de los prisioneros en la sala de tortura para que no se murieran durante los interogatorios... hubo abogados que hicieron la vista gorda ante los pedidos de Habeas Corpus de madres y familiares desesperados por la desaparición de sus hijos e hijas... hubo y hay economistas que trabajan para la pobreza y el hambre de millones de compatritas...

Y hay de los otros... los hay solidarios, patriotas, comprometidos, memoriosos, valientes, irreductibles, consecuentes, inclaudicables...

VOS JOVEN ESTUDIANTE ARGENTINO, ¿QUÉ  ARQUITECTO QUERÉS  SER?



lea también...


BARRIO ECOLÓGICO COSTERO RODRIGO BUENO


PROYECTO VIVO





sábado, 3 de septiembre de 2016

BARRIO ECOLÓGICO COSTERO RODRIGO BUENO






PROYECTO de LEY 2700-P-2016

BARRIO RODRIGO BUENO

♦ Desde nuestra concepción urbano arquitectónica plasmada en PROYECTO RIACHUELO TURISTICO – PRODUCTIVO RIBEREÑO hemos llevado adelante la propuesta para el Barrio Rodrigo Bueno poniendo en práctica el concepto de participación popular que tantas veces enunciamos.

El proyecto, informado, conocido, intercambiado, discutido y llevado adelante por el barrio, complementa el esfuerzo transdisciplinario de nuestra parte.

Constituye una innovación respecto de las prácticas de un supuesto “saber” que baja a los usuarios, por el contrario, aplicando la necesidad de la participación del barrio, hemos llegado a una propuesta que el 29 de Agosto de 2016, ha sido presentada por los vecinos a la Legislatura de la CABA.


En un juego de imágenes, arriba: ALTO BARRIO CON YATES Y AMARRAS,
 abajo: Barrio Rodrigo Bueno (BARRIO BAJO)

















ANEXO A: PLANIMETRÍA Y FOTOS

A.1 PROPUESTA DE DISEÑO URBANO GENERAL

A.2 PROPUESTA DE DISEÑO URBANO PARA LA PRIMERA ETAPA

A.3 MANZANAS DE TORRES ”SEMILLAS” Y EQUIPAMIENTO COMUNITARIO PRIMERA ETAPA

A.4 UNIDADES DE VIVIENDAS EN “TORRES SEMILLAS” ABASTECIDAS DE ENERGIA SOLAR

A.5 MUELLE , RAMBLA O NUEVO PASEO COSTERO DE LA CIUDAD CON ACCESO LIBRE AL RIO PARA PRACTICA DEPORTIVA DEL REMO , LA PESCA , EL TRANSPORTE , EL ESPARCIMIENTO Y LA CONTEMPLACION DEL PAISAJE URBANO.

A.6 FOTO AEREA DEL BARRIO CON SECTOR CEMENTERIO DE AUTOS A INTERVENIR EN PRIMERA ETAPA.

A.7 FOTO AEREA DEL AREA DE INTERVENCION.

A.8 PLANO FIRMADO POR DELEGADOS




.ANEXO 1



.ANEXO 2



.ANEXO 3





















.ANEXO 5



.ANEXO 6









.ANEXO 8
Los arquitectos Gustavo Cañaveral y Adolfo Rossi, junto a Daniel Mancuso y Luís Espinoza, delegado del Barrio, presentaron el Proyecto avalado por 8 delegados de Rodrigo Bueno para reurbanizarlo.



.EXTRA
facsimil de la recepción del Proyecto de Ley






domingo, 13 de marzo de 2016

JUSTICIA para el arquitecto GREMENTIERI






    Una profunda reflexión sobre el rol de los medios de comunicación, y la crítica a políticas públicas, por ejemplo, de arquitectura o de urbanismo. En este caso en particular, las obras en el Teatro Colón generaron esta polémica y este fallo judicial. De un lado, un arquitecto con sus opiniones; del otro, las impunes corporaciones profesionales. 
    ¿Terminará acá, o seguirá en la Corte Suprema? Veremos si se mantiene el fallo. Por lo pronto, parece un notable avance de la justicia al plantear la función que tiene la opinión de cualquier ciudadano sobre tareas de funcionarios públicos representantes de corporaciones profesionales...



Hace casi exactamente seis años, en el verano de 2010, el colegio profesional de los arquitectos cometió un error realmente increíble.

El 9 de febrero de 2010, el Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo, junto al Consejo Profesional de Agrimensura, Arquitectura e Ingeniería, sancionó a Fabio Grementieri por sus fuertes críticas a las obras en el Teatro Colón.

Un grupo de funcionarios públicos encabezado por Alvaro Arrese, entonces Director General de Infraestructura de la Ciudad, y de arquitectos e ingenieros que estaban trabajando para el gobierno porteño en la obra, se dieron por ofendidísimos y recurrieron al tribunal de ética del CPAU (Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo).

Ese Consejo Profesional es el que manda representantes para votar la demolición del patrimonio porteño y el que nunca pensó siquiera en sancionar a los colegas que causan muertes en obras para ahorrarse unos mangos. Pero en el caso de Grementieri vieron la manera de callar a un crítico que es arquitecto y por lo tanto punible por el CPAU. Pues la quinta sala de la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal acaba de tirar por la ventana el caso, le acaba de dar la razón total a Grementieri y le acaba de ordenar al CPAU que pague las costas, le pague una reparación de 15.000 pesos y publique el fallo en los mismos lugares en que publicó originalmente la sanción. El papelón es tal, que los abogados de los dos Consejos callaron y otorgaron, un rapto de lucidez tardío pero evidente.

Grementieri fue muy duro con los profesionales que intervinieron en el Colón, pero no más duro que, por ejemplo, el suplemento m2 de Página 12, o este blog. Pero los juegos corporativos no nos afectan. Es por eso que un funcionario de rango como Alvaro Arrese y sus empleados en el Master Plan del Teatro Colón recurrieron a una instancia corporativa, la del Código de Etica del CPAU. Este formó un tribunal junto al Consejo colega –que debe estar más que arrepentido de haberse prestado al juego– y leyó el Código de la manera más reduccionista posible. Tontamente, el Código les prohíbe a los matriculados, y todos los profesionales deben ser matriculados en el CPAU o no pueden ejercer, “difamar o denigrar a colegas, contribuir en forma directa o indirecta a su difamación o denigración con motivo de su actuación profesional”. Esta omertá de arquitectos aumenta con otro artículo que ordena “abstenerse de emitir públicamente juicios adversos sobre la actuación de colegas o señalar errores profesionales en que incurrieren”.

Quien ande entre arquitectos entenderá que es una profesión en la que nadie nunca habla mal de nadie en público, aunque en privado se hacen trizas de una manera notable. A la prohibición del Código de Etica se suman los controles como las bolillas negras en los concursos, la pérdida de cátedras, el veto de estudios grandes al trabajo de profesionales criticones.

El tribunalito ético, allá por fines de 2009, dejó de lado una excepción a la omertá que prohíbe criticar “a menos que ello sea indispensable por razones ineludibles de interés general”. Según parece, a los dos Consejos la obra del mejor teatro de Sudamérica, con un costo millonario, les parecía poco interesante. Tampoco tuvieron en cuenta que Alvaro Arrese y los demás profesionales eran o estaban en la función pública. Así, el tribunalito transformó el Colón en el equivalente a un departamento mal diseñado en Caballito, un truco eficiente a la hora de sancionar a Grementieri. La acusación era que el arquitecto crítico había dicho que sus colegas eran “inexpertos”, “soberbios”, “ignorantes” y “necios”.

Grementieri también había dicho que el Master Plan había sido diseñado y estaba siendo ejecutado por “profesionales con escasa experiencia en la materia” y que “es inadmisible que se haya llegado a este grado de improvisación e imprecisión”.

Con el expediente de reducir una obra de evidente interés general a un asunto de privados discutiendo por ocho pisos en una calle de barrio, la sanción salió rapidito. Grementieri fue advertido y se publicó la sanción en el suplemento de arquitectura del diario Clarín, uno de los foros favoritos del CPAU, entre otras cosas porque jamás los critican. El sancionado fue a la Justicia, considerando que esta barbaridad le negaba su derecho a la libre expresión y que era un recorte de la realidad porque dejaba afuera que era una obra pública de enorme interés general.

La primera instancia no le hizo caso, pero la Cámara escribió un fallo notable defendiendo la libertad de expresión y subrayando con claridad fortísima la importancia de poder criticar la gestión de gobierno, sin importar la dureza del lenguaje. Es un escrito ejemplar firmado por los jueces Guillermo Treacy y Jorge Alemany.

El escrito recorre los argumentos de Grementieri, de ambos Consejos, que se presentaron por separado, y del juez de primera instancia. Lo primero que descarta son los fundamentos del fallo anterior, considerando que sí hay “interés general” y que el tema de la libre expresión tiene un rango constitucional de primer orden. Los jueces afirman que todo esto no es “una discusión entre colegas” porque Arrese es un funcionario público a cargo de una obra pública y los demás arquitectos e ingenieros contratados para esa obra pública están, funcionalmente, en la posición de funcionarios públicos. “Por lo tanto, estaban sujetos a escrutinio público y podían ser objeto de críticas no sólo de otros profesionales, sino del público en general. Ello significaba que podían ser criticados por su tarea e, incluso, en cuanto a su idoneidad para desempeñarla”.

Es por eso que el fallo cita posiciones sobre la libertad de expresión nacionales, europeos y de la CIDH, como el que finalmente le dio justicia al periodista Eduardo Kimel, recordando cosas como que “las expresiones concernientes a la idoneidad de una persona para el desempeño de un cargo público (...) gozan de mayor protección, de manera tal que se propicie el debate democrático”. “En la arena del debate sobre temas de alto interés público, no sólo se protege la emisión de expresiones inofensivas o bien recibidas por la opinión pública, sino también aquéllas que chocan, irritan o inquietan a los funcionarios públicos o a un sector cualquiera de la población”.

Para mayor claridad, el fallo se extiende en la cuestión del muy duro lenguaje usado por Grementieri contra colegas que, queda en claro, son funcionarios públicos en este contexto: “Ahora bien, no se advierte que las expresiones utilizadas por el actor, y que se han recordado en el considerando I de este decisorio, resulten ‘estricta e indudablemente injuriantes’, ni que ‘manifiestamente carezcan de relación con las ideas u opiniones’ que se exponen. Por el contrario, se trata de expresiones que deben ser examinadas en el contexto de las notas o reportajes atribuidos al emisor (y que están agregados en el expediente disciplinario), las cuales son razonables en el marco de la crítica a una obra que concitaba interés público. La Corte Suprema ha señalado, en esta línea de consideraciones, que ‘las críticas al ejercicio de la función pública no pueden ser sancionadas aun cuando estén concebidas en términos cáusticos, vehementes, hirientes, excesivamente duros e irritantes (Fallos 308:789), y no quedan exentos de ello los jueces de la Nación (Fallos 269:200), siempre que se encuentren ordenadas al justificable fin del control de los actos del gobierno”.

Para mayor papelón, los jueces descartan como inverosímil –que es una manera de decir ridícula– la acusación de que Grementieri había montado una “campaña de difamación”. Lo que había hecho el crítico incluía escribir un par de cartas al diario La Nación, dar reportajes y escribir alguna que otra columna para medios... Semejante acusación, dice el fallo, “sólo revela su molestia frente a las críticas de un ciudadano que posee el título de arquitecto”.

Con lo que, descartada la idea de que la obra del Colón no tiene interés general, descartada la afirmación de que Grementieri se pasó de rosca con su lenguaje, descartada la acusación de que montó una campaña y descartada la calificación de que Arrese y sus contratados no fueran funcionarios públicos, los jueces van al centro de lo que pasó en el Tribunal de Etica: no se puede “dejar de advertir la posible desviación de poder que supone la utilización por parte de la corporación profesional de las normas disciplinarias previstas para circunstancias diversas, con el resultado de acallar críticas al desempeño de agentes públicos, aunque posean título profesional”. O sea, en buen criollo, que usaron el Tribunal para tratar de que Grementieri se callara la boca.

El final del fallo es terso y directo: “Atento a la invalidez de los actos sancionatorios que se impugnan, corresponde disponer su revocación, debido a su nulidad por vicios en la causa y en la finalidad.” Y por eso, el tribunal resuelve “hacer lugar al recurso de apelación”, “revocar la sentencia” anterior, “dejar sin efecto las sanciones de amonestación y censura pública impuestas” por los Consejos, otorgarle a Grementieri “la suma de $15.000 (pesos quince mil) en concepto de indemnización del daño moral”, “ordenar la publicación de la parte dispositiva de la presente sentencia a costa de las demandadas en el diario Clarín” y hacer que los Consejos le paguen las costas de ambas instancias a Grementieri.

El fallo refuerza la posición de los que critican la gestión del gobierno en cualquier nivel y refuerza la protección del derecho de los ciudadanos a criticar. Es un escrito relevante para casos como la absurda demanda del gobierno porteño contra Basta de Demoler y Sonia Berjman por defender la plaza Intendente Alvear de la obra ilegal del subte. Y también es un fallo que muestra la frívola manera en que ambos Consejos tiran el dinero de sus colegiados en darle el gusto a funcionarios ofendidos que los usan para intentar callar a sus críticos.

Por suerte, fue Justicia.

















miércoles, 1 de julio de 2015

LOS ARQUITECTOS





Antes, el Día del Arquitecto se celebraba el 8 de noviembre, coincidiendo con el Día Internacional del Urbanismo, desde el año 1949, por iniciativa del ingeniero argentino Carlos María de la Paolera, integrante del Instituto Superior de Urbanismo de la Ciudad de Buenos Aires. A la vigencia del 8 de noviembre, que conmemora la última reunión del Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM), realizado en Atenas en 1933, se le sumó posteriormente el 1º de julio, Día del Arquitecto Argentino.

En el año 1985, la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) dispuso establecer la fecha del 1° de julio como Día Internacional de la Arquitectura, recordando así la creación de esa entidad, que se concretó en Suiza el 1° de julio de 1949. Luego, en 1996, según publica la revista Arquitextos (principal medio de difusión del Colegio de arquitectos de Córdoba), una nueva asamblea de la UIA decidió trasladar el festejo del Día Internacional de la Arquitectura al primer día del mes de octubre, para hacerla coincidir con el Día Internacional del Hábitat. Con eso se intentaba fortalecer la responsabilidad de los arquitectos en la construcción de ciudades y comunidades más saludables. En octubre quedó establecido entonces el Día Internacional de la Arquitectura y el Hábitat Humano.

No obstante este cambio a nivel internacional, la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (Fadea) decidió en el año 1996 sostener el 1° de julio como Día del Arquitecto Argentino.

Desde aquí, saludamos a todos los profesionales de la arquitectura que, día tras día asumen el desafío de devolver el carácter y la forma humana a las ciudades, que no se dejan corromper por el mercado, sosteniendo la solidaridad, la belleza y la ética, recuperando la memoria y la historia, y pugnando por la utopía de hacer las ciudades cada más sustentables.






“Las ciudades son las personas, no los edificios”


De visita en Buenos Aires, el profesor británico Nick Tyler llamó a repensar el modo en que se diseñan las principales ciudades del mundo a partir de dos objetivos centrales: mejorar la calidad de vida de las personas y reducir las emisiones de carbono.

“¿Por qué existen las ciudades?”, fue la pregunta que Nick Tyler dirigió a la audiencia. El silencio inundó la sala universitaria y su respuesta fue seguida por un silencio aún mayor: “Porque existen las personas”. El profesor de Ingeniería Civil de la University College London (UCL) visitó por cuarta vez la Argentina en el marco del Mes del Clima impulsado por la delegación de la Unión Europea en el país. Su charla, “Las ciudades del futuro en el contexto del cambio climático: las experiencias de Reino Unido”, brindó un panorama de las problemáticas que padecen las ciudades británicas en la actualidad y las soluciones que se están implementando.

Reconocido a nivel mundial por su teoría sobre la “ciudad ideal”, Tyler destaca cinco grandes ejes que deben caracterizarla: ser amigable en pos del bienestar, ser activa e incluyente con el peatón, que tenga espacio público abierto y verde, ser vivible garantizando el bienestar del ambiente, y que tenga capacidad de evolución y de adaptación a los cambios.

Antes de su exposición, aseguró: “Hemos perdido el punto de vista de las personas sobre las ciudades, que es muy diferente de las soluciones que puedan brindarle los alcaldes”.

–¿Cómo se vincula su teoría sobre la interacción entre las personas y el entorno con el rediseño de las ciudades?

–Pienso que el entorno tiene una interacción con las personas. Por ello, queremos diseñar el entorno para maximizar la calidad de esa interacción porque queremos tener una mejora en la calidad de la vida de las personas. Se trata de una suerte de conversación: las personas tienen sus sentidos, sus opiniones, sus preferencias, y el entorno tiene sus características. La idea es rediseñar las características del entorno para hacer un conjunto con las características de las personas. ¿Por qué? Porque la calidad de vida es el reto deseable.

–¿En qué consiste la “ingeniería civilizada” que propone este rediseño de las ciudades?

–La idea es que, si nuestro objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas, debemos crear el entorno de una manera que mejore la calidad de las interacciones y los efectos del entorno en los sentidos. A través de la ingeniería podemos pensar cuáles son las pequeñas cosas que pueden hacerse en el entorno para conseguir un impacto mayor en Tyler las personas. Prefiero mejorar el color, el tamaño, el diseño de pequeños aspectos de una ciudad que logren una mayor interacción con las personas, que construir una autopista de cientos de kilómetros para utilizar mucho combustible, es decir, muchas emisiones contaminantes. Soy un “mal ingeniero” desde el concepto tradicional [risas].

–¿Dónde encontró inspiración?

–Es como yo veo el mundo. Me ha influido mucho una visita a Machu Picchu (Perú). Es una experiencia de cuatro dimensiones. Lo magnífico es la planificación y lo bien diseñada que está esa ciudad para conectar el sol, el agua, el viento, el espacio, el tiempo, la Tierra. Cuando estaba ahí, pensé cómo cada persona como individuo, no como masa, puede tener todas esas conexiones y por qué nosotros no podemos tener ese tipo de interacción con nuestro entorno en las ciudades de hoy. A partir de entonces, leí sobre las primeras ciudades que se formaron hace 7.000 años y se diseñaban para mejorar la calidad de vida de las personas a través del acceso al agua potable. Todas tenían características distintas, pero la necesidad común de acceder a este recurso. ¿Cuál es la diferencia entre Machu Picchu y Buenos Aires? En Buenos Aires tenemos agua potable para bastantes personas, ¿pero es esa agua limpia en el siglo XXI?

–¿Considera que el transporte es uno de los principales problemas ambientales de las ciudades? –El auto es un símbolo del siglo XXI. Si yo elijo no usar el auto, estoy decidiendo mejorar mi calidad de vida. Debemos convencer a la gente de que su vida es más que un auto. Podemos mejorar la calidad del aire y con eso la de nuestra salud. Las ciudades son las personas, no los edificios. Éstos se deben configurar alrededor de las personas, las cuales deben tener actividades económicas, de salud, de placer, de ocio. Lamentablemente, no podemos poner todas las actividades en un mismo lugar. Entonces es necesario pensar dónde están y cómo podemos acceder a todas ellas, según distancia, costo, acceso físico y sensorial, disponibilidad en tiempo; para dar oportunidad a todas las personas. La movilidad significa cómo podemos hacer accesible la ciudad a toda la ciudadanía.

–Por eso es importante evitar la concentración de servicios en los microcentros urbanos, ¿cierto?

–Se trata de encontrar un equilibrio. El problema común de varias ciudades es la presión en el centro. Londres, por ejemplo, tiene una población de 10 millones de habitantes, el centro londinense (Oxford Street) tiene al mediodía 2.5 millones más de la población general. Esas personas deben llegar al centro, realizar sus actividades y volver.

¿Cómo podemos proveer a ese tipo de acceso? Si podemos facilitar algunas de esas actividades más afuera, podemos eliminar una cantidad de estos viajes cotidianos, pero también podemos mejorar la economía local de esos espacios.

–Usted trabajó en diferentes ciudades latinoamericanas y europeas, ¿hay más similitudes que diferencias en términos de necesidades?

–Si pensamos desde la calidad de vida, probablemente sea igual porque somos todos seres humanos. Pero hay diferencia, por ejemplo, en el clima: en algunas ciudades está haciendo cada vez mayor frío y en otras, más calor. Es interesante ver cómo aprovechar las características del entorno de cada ciudad del mundo para hacer frente a ese cambio. Por ejemplo, debajo de un árbol hace dos grados menos que afuera, y eso hay que considerarlo.

–¿Qué percepción tiene de la ciudad de Buenos Aires?

–Un problema que encuentro, no sólo aquí sino también en otras ciudades, es que todavía educamos ingenieros, arquitectos, urbanistas según la manera de pensar de los años 70, cuando no existían estos problemas con los vehículos y no había tal grado de contaminación ni efectos del cambio climático. Tenemos un mundo muy diferente y estamos enseñándoles a las personas a pensar de esa vieja manera. Debemos cambiar, en el largo plazo, esta perspectiva educativa y, en el corto plazo, los procesos de tomas de decisiones. Los profesionales no son técnicos, son facilitadores para que las personas alcancen su visión de la ciudad.

–¿Cómo es trabajar hoy para reducir las emisiones de carbono en uno de los países más contaminantes como China?

–Políticamente están muy interesados en el cuidado del ambiente, pero al mismo tiempo están construyendo puentes, usando electricidad y emitiendo carbono, con lo cual encuentro una paradoja ahí. En China tienen distintos niveles de ciudades: el primero es Beijing, el segundo son las capitales provinciales, y el tercero son ciudades más pequeñas. Pero éstas últimas tienen 500 millones de habitantes, es decir, son varios países juntos. Allí la pobreza es mayor y el crecimiento aún no ha empezado. La idea es mantener su comportamiento peatonal y la preferencia por la bicicleta, restringir el uso del vehículo y desarrollar tecnología para tener vehículos de transporte público más eficientes, por ejemplo con combustible a base de cáscara de arroz.

–¿Cree que las ciudades pueden llegar a tener incidencia en la próxima Conferencia de las Partes (COP21) frente al cambio climático?

–El problema de la COP es que es algo extraterrestre que los políticos se sienten a firmar algo.
Creo que el secreto es cambiar la gerencia de una ciudad hacia su población, entonces sí podemos involucrarla mucho más en el entendimiento de cuáles son las cosas importantes para la ciudad y mejorar sus emisiones. Si no tenemos este entendimiento, las políticas no van a funcionar. Nadie tiene todas las preguntas ni todas las respuestas, pero en este momento ni siquiera estamos haciendo esa conversación necesaria.




Nick Tyler es profesor de Ingeniería Civil en el University College London (UCL) y jefe del departamento de Ingeniería Civil y Ambiental en UCL.

Formó parte del equipo ganador del concurso “Diseño de ciudades en América Latina 2000: la ciudad europea como modelo”, financiado por la Unión Europea y dirigido al rediseño de la estación Federizo Lacroze de Buenos Aires.

Creó el Grupo de Investigación de Accesibilidad en el Centro de Estudios de Transporte.

Desde 2014, es miembro de la Real Academia de Ingeniería de Reino Unido e integra un equipo para el desarrollo de ciudades chinas con bajo nivel de emisiones de carbono.


domingo, 5 de octubre de 2014

CIUDAD DEMOLEDORA DE BUENOS AIRES ¿QUÉ PATRIMONIO?



Humberto I y Catamarca / Casa de renta y local / Semi destruida.




Cuando hablamos de patrimonio, ¿de qué estamos hablando? ¿de ladrillos viejos, de recuerdos? ¿o estamos hablando de lo que nos pertenece como sociedad, como historia y presente, pero se desvanece en las sinuosidades de la inacción gubernamental, la desidia y la especulación inmobiliaria?

Al fin, una serie de casas y edificaciones con valor patrimonial quedó catalogada gracias a un paquete de leyes sancionado por la Legislatura de la Ciudad. Esas construcciones no podrán ser demolidas, aunque sí sufrir distintos tipos de modificaciones, según cada caso. Pero la cantidad de edificios protegidos es el uno por ciento de lo construido antes de 1941.

La Legislatura porteña aprobó 4 leyes que protegen más de 1.700 inmuebles de la ciudad de Buenos Aires construidos antes de 1941 y que, al formar parte del conjunto patrimonial local, serán catalogados como patrimonio en el Código de Planeamiento Urbano y no podrán ser demolidos, aunque sí sufrir modificaciones, cuyo grado está determinado por el tipo de protección que recibió.

Tres de los proyectos fueron sancionados en segunda lectura, con lo cual ya quedaron aprobados de manera firme; el tercero fue sancionado tras primera lectura, con lo que deberá ser sometido al procedimientos de audiencias públicas para, luego, regresar al recinto legislativo.

La cantidad de edificios protegidos por las nuevas leyes representa el 1 por ciento de los inmuebles que fueron construidos antes de 1941.

La protección de los inmuebles porteños se deriva de una ley sancionada en 2008 a partir de un proyecto de la entonces legisladora Teresa Anchorena, según la cual el Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales debe revisar la situación de los inmuebles construidos antes de 1941 para determinar la necesidad de su protección y resguardo.

 “En toda la ciudad, los inmuebles previos a 1941 son más de 154.000”.

La demora en aprobar la protección de los demás inmuebles, señaló la legisladora Gabriela Alegre, “muestra la falta de voluntad del Ejecutivo por desarrollar una política integral en defensa del patrimonio”.

Las 4 leyes sancionadas, derivadas de expedientes presentados por el Poder Ejecutivo, fueron apoyadas por todas las fuerzas políticas representadas en la Legislatura. Las leyes establecen dos tipos de protección, de acuerdo con los inmuebles: cautelar, para los casos en que sólo se resguardan la fachada y algunas partes de la construcción, o estructural, que sólo permite pequeñas reformas. Todos los inmuebles serán incorporados en el Capítulo 10.3 “Catalogación” del Código de Planeamiento Urbano porteño y el Poder Ejecutivo los asentará en la Documentación Catastral correspondiente.



Edificio Otto Wulff, de estilo Jugendstil
en la intersección de la Avenida Belgrano y la calle Perú



La legisladora Alegre recordó que, durante el proceso previo a la aprobación de las leyes, algunos inmuebles habían sido excluidos de la lista de edificios a proteger. “Algunos de los descartados lo eran porque el Consejo sostenía que no tenían valor, otros ya eran protegidos por otras leyes, y otros ya no existían porque durante el procedimiento habían sido demolidos. Pero algunos legisladores, con el apoyo de ONG como el Observatorio de Patrimonio y Políticas Públicas (OPPP), tuvimos diferencias y pedimos la inclusión de más de 140 inmuebles, que se incorporaron a la lista porque pudimos probar que sí tenían valor patrimonial.”

La especialista Mónica Capano, del OPPP, ejemplificó con el caso del inmueble de Gallo 555.

“Es una casa que el Poder Ejecutivo porteño había incluido en el listado a proteger, pero que después, curiosamente, quedó fuera. Aunque no esté firmado, es un edificio de Virginio Colombo, que construyó dos iguales, uno en la calle San Juan, tampoco firmado, y otro en la avenida Rivadavia, sí firmado. Los arquitectos inmigrantes al principio no firmaban porque era difícil conseguir equivalencias de títulos, pero en este caso está documentada su autoría. Es una casa característica del barrio del Abasto, con lugares para acopio de verdura debajo y vivienda arriba. Está ornamentada, tiene leones, adornos maravillosos. Es un inmueble que se entiende por su contexto, por la historia del barrio. La protección arquitectónica tiene que ver con eso”, explicó Capano.

La especialista recordó que la casa en la que vivió Alfonsina Storni fue demolida mientras se demoraba el proyecto de protección, “porque decían que no tenía valores arquitectónicos, pero ¿qué pasa con el valor histórico? No sólo lo bello de Recoleta merece protección”.


 CASA DE ALFONSINA STORNI DEMOLIDA


En breve, el procedimiento continuará con un expediente que da cuenta del relevamiento realizado por la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo para establecer más protecciones. Además, el PRO se comprometió a trabajar en una ley especial que proteja “algunas casas de chapa típicas de La Boca” y que incluya “ayuda del Estado para poner esas casas en valor”.



.1
¡No a la Demolición de San Telmo!





El gobierno de Macri, desoyendo todos los reclamos de los vecinos afectados, ha reiterado su decisión de demoler 6 cuadras del barrio de San Telmo (todos los frentes de los edificios ubicados en el lado este de Paseo Colón entre la calle Carlos Calvo y el Parque Lezama), para erigir un nuevo metrobus.

Macri nunca contestó los pedidos de informes votados en la Legislatura en el mes de marzo. Jamás respondió los recursos presentados ante su administración. Sus funcionarios nunca concretaron las reuniones prometidas a los vecinos por Rodríguez Larreta. Jamás presentaron públicamente el trazado definitivo del metrobus. Nunca sometieron el proyecto a la aprobación de la Legislatura. Ni siquiera respetan la vigencia de medidas cautelares que han dictado jueces nacionales protegiendo a varias de las propiedades afectadas. No están dispuestos a dialogar ni a escuchar a nadie, su política es la de los hechos consumados, la mentira permanente, la amenaza y la intimidación.

El gobierno de Macri avanza en su proyecto de destruir buena parte del barrio. Cuatro establecimientos educativos (la Escuela Isauro Arancibia, el CAINA, la Escuela de Oficios del Museo Histórico y la Escuela de Psicología Social, con casi mil plazas en total) perderán sus sedes, las que serán demolidas.

Semejante desastre será llevado a cabo por la misma administración que dejó fuera de las clases a 5.000 alumnos este año por carecer de aulas y que inventó el “aula container” para crear algunas vacantes. El único campo de deportes que utilizan muchos pibes de los colegios de la zona será destruido. Un medio de comunicación (Ámbito Financiero) perderá buena parte de su edificio.

El edificio Marconetti, un inmueble de 10 pisos donde viven 40 familias y que goza de protección histórica caerá, también bajo la piqueta macrista. La misma suerte correrá la sede de la Asamblea de San Telmo, la Sala de Teatro Osvaldo Bayer y varios comercios y viviendas ubicadas en ese tramo de la avenida. El sitio histórico que recuerda donde se encontraba el Campo de Concentración El Atlético –donde fueron asesinados 1200 vecinos- corre serio riesgo de ser afectado por el proyecto.

Cansados de pedir, una y otra vez, ser escuchados e informados, los vecinos organizados en ésta Comisión nos vemos obligados a seguir con nuestra protesta en defensa de un derecho tan elemental como el de seguir viviendo y trabajando en el barrio en el que vivimos desde hace décadas. Llamamos a todas las organizaciones sociales y políticas a sumar su rechazo a este atropello cuyo verdadero objetivo es armar un nuevo negociado inmobiliario.








.2
Si  queremos saber más sobre patrimonio demolido, podemos acudir, por ejemplo, a un blog que registra muy bien todo lo que se ha destruído sobre patrimonio arquitectónico porteño: La tragedia del patrimonio porteño...

PENOSO CATALOGO DE EDIFICIOS IRREPETIBLES, DEMOLIDOS. Y ATENTADOS ACTUALES. QUE DEMUESTRAN QUE BUENOS AIRES NUNCA TUVO UNA POLITICA DE PROTECCION ARQUITECTONICA A LA CARACTERISTICA PRIMORDIAL DE LA CIUDAD: SU ECLECTICISMO ARQUITECTONICO, PRODUCTO DE LAS INMIGRACIONES.


http://la-tragedia-del-patrimonio.blogspot.com.ar/




.3

LEA TAMBIEN EN ESTE BLOG...






 




miércoles, 20 de agosto de 2014

CALATRAVA EN EL RIACHUELO








El neoliberalismo económico financiero hizo trizas nuestro país en 2001 y costó más de una década recuperarnos, aunque todavía falta mucho por hacer. Los Fondos Buitre amenazan nuestro horizonte desde Nueva York, y algunos todavía no se dieron cuenta de la gravedad del asunto. Muchos imaginan los macabros años 90 como una película vieja que ya pasó. Sin embargo en materia urbanística, el neoliberalismo nunca nos abandonó. 


El área metropolitana, principalmente la Ciudad de Buenos Aires, está siendo vapuleada cada día por los buitres de adentro y de afuera: poderosos intereses corporativos, inmobilíarios, financieros, que ven facilitadas sus maniobras espurias gracias a la connivencia política de legisladores, funcionarios y jueces. 


Se están apropiando de los espacios públicos remanentes, las calles, los terrenos, los barrios, el río, los puentes, la cuenca, evitando dar cuenta de sus acciones, burlando las leyes y los clamores ciudadanos haciendo obras innecesarias y postergando las prioritarias.





La arquitectura se ha vuelto marketinera, está al servicio de los yopin, los countries, los paseos de compra, los edificios inteligentes, las viviendas de alta gama, y en esa lógica arrasa lo que nos pertenece a todos: el espacio público. En suma, los negocios más diversificados del capitalismo salvaje que asuela nuestro país viven la fiesta neoliberal más dañina que haya registrado la historia porteña.


El alcalde y futuro candidato presidencial, Mauricio Macri, lo sabe, lo ampara, lo promueve, lo defiende. Los legisladores opositores, salvo alguna excepción, también









La justicia es cómplice; cada tanto una medida cautelar detiene momentaneamente alguna obra, pero los poderosos no se detienen, y todo sigue igual: NOS ENGAÑARON OTRA VEZ.


La ciudadanía está desamparada frente al escandaloso plan de apropiación de la ciudad toda.


Leemos una interesante nota en Página 12 que viene a corroborar todo lo que hemos dicho desde este blog en todos estos años. La ciudad se ha transformado un gran mercado donde sólo compran venden hacen y deshacen los poderosos grupos cercanos al poder. Es evidente el colonialismo cultural, como decía Arturo Jauretche, que se practica en las obras, utilizando ideas, proyectos, acciones y recursos ya dejados de lado en el mundo hace tiempo. Vemos sorprendidos que a pesar de los ejemplos europeos de fracaso absoluto, los cipayos urbanísticos siguen aplicando aquí la misma lógica que hace décadas demostraron su total inutilidad.


Hasta hace diez años Santiago Calatrava era una de las estrellas más brillantes en el firmamento de la arquitectura contemporánea, con obras impactantes emplazadas en algunas de las ciudades más importantes del mundo, un artista que rozaba el genio y quería ser equiparado a Gaudí o Le Corbusier. Pero en los últimos tiempos una serie interminable de percances pusieron en duda tanto su idoneidad como el rol de los funcionarios que en los años de derroche europeo pagaron exorbitantes cifras por sus proyectos: puentes que provocan decenas de fracturados en Bilbao y Venecia, derrumbes en Oviedo, juicios en varias ciudades españolas, obras que se atrasan por años y presupuestos millonarios que se multiplicaron por dos o por tres en Malmö o en la Zona Cero de Nueva York, el derrumbe de 120 toneladas de revestimiento de su edificio insignia en la Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia, su ciudad natal. Con un ego que no soporta críticas y lo lleva a equiparar sus obras con la Alhambra de Granada, cuestionado por críticos que, aun reconociendo su enorme talento, tildan su obra como símbolo de la arquitectura en la era del espectáculo, su figura empieza a simbolizar el auge y la decadencia de todo un sistema que en Occidente entró en profunda crisis.





Santiago Calatrava está entre los genios de la arquitectura.

Eso dicen desde la portada, por ejemplo, los libros que muestran y promocionan, con su consentimiento, su impresionante y vasta obra. Y lo dicen muchos especialistas, claro. Y los funcionarios públicos que lo contrataban: millones y millones por la bendición de sus creaciones. Calatrava se recibió primero de arquitecto en Valencia, el terruño en el que nació, en 1951, y luego de ingeniero en Zurich, su actual domicilio fiscal. Arquitecto, ingeniero, artista, dibujante, escultor, con edificios y puentes monumentales que dejan su marca, su efecto. Alguna vez ha tratado de tomar distancia de que lo vean como “arquitecto estrella”, por el vínculo de esa caracterización con la fugacidad del espectáculo. Prefiere ubicarse, más bien, en las tradiciones de Velázquez o Rembrandt a la hora de romper una lanza por el barroco, o imaginarse en las encrucijadas de Picasso o de Matisse después de cumplir 50, en el enorme esfuerzo de renovación que emprendieron en el final de sus vidas. Sus apologistas comparan su creatividad, su talante vanguardista y su importancia con Antoni Gaudí, Le Corbusier, Mies van der Rohe. Múltiples premios internacionales. Obras en la Zona Cero de Nueva York. Ratzinger lo nombró consultor del Vaticano, para asesorar en lo que respecta al encuentro entre el mensaje salvador del Evangelio y sus culturas. Calatrava es, también, embajador honorario de la Marca España.

Y ahora hay que enfocar en un tramo de quince kilos de material que cae desde veinte metros de altura. Es una pequeña porción del revestimiento de uno de sus edificios impactantes: el Palau de les Arts, en Valencia. Aunque también lo han tildado de presuntuoso, prepotente, feo. Inaugurado en 2005, le ha costado a la Generalitat unos 478 millones de euros, cuatro veces más de lo presupuestado inicialmente. Es un casco gigantesco, calado, aerodinámico, “dotado de todo lo que cualquier espectáculo teatral, operístico y musical necesita”. Una mole que tiene algo de barco, algo de pez emergiendo del agua, algo de nave extraterrestre. El pedazo que cae está hecho de otros pedazos, pequeños trozos de azulejos blancos que homenajean la huella que popularizó Gaudí: trencadís. No es el primer problema que presenta el edificio; tampoco es la primera construcción de Calatrava que trae problemas. Problemas serios. En un par de segundos la porción de trencadís está en el suelo: es la confirmación concreta de las enormes arrugas que se veían en la superficie, de lo que advertían informes técnicos solapados, de lo que los especialistas intuían mientras se construía: eso, así, no va a durar.

Más de la mitad de los 8000 metros cuadrados de la superficie forrada del Palau tenía problemas de adherencia: hubo que retirar todo el revestimiento cerámico. Un trabajo que costó unos tres millones de euros, sumables a los 600.000 de indemnización por la suspensión de una ópera programada. Ciento veinte toneladas de material a la basura. Muchos valencianos han recogido los escombros y bromean con darles otros usos a los fragmentos, como posavasos, destapabotellas, piezas para enmarcar. Quién sabe, en el futuro puede ser una reliquia, se ríen. A Calatrava acaso no le cause tanta gracia: su obra insignia ha quedado en pelotas y por estos días la Generalitat le exige que se haga cargo de los gastos y que garantice el trabajo, no sea cosa que se venga en banda otra vez; aún no queda claro si insistirá con su trencadís o si le dará unas manos de pintura. Todavía no había instrumentado la solución para esto cuando llegó otra mala noticia: un juez lo imputó la semana pasada por el cobro de 2,7 millones de euros por el proyecto de un Centro de Convenciones para la ciudad de Castellón que nunca se concretó.

Y éstas son, apenas, las últimas desventuras de Calatrava, un arquitecto que quedará en la historia, aunque todavía no se sepa bien qué predominará en las páginas que le toquen. Como invitaban Les Luthiers, pasen y vean, qué lindas tolderías...

JUICIOS & DERRUMBES

A tono con su vertiente artística, a Calatrava le gusta insistir con que conjuga su arquitectura con lo antropomórfico, el hombre en el centro de su inspiración. En el comienzo de un documental que lo homenajea, por ejemplo, se lo ve jugueteando con una horquilla que imagina primero como el torso de un hombre con los brazos extendidos hacia arriba y luego, alineada con otras horquillas, torsos, brazos, como una estructura: inspiración para la estación de ferrocarril del Aeropuerto Saint-Exupéry, en Lyon, una de sus construcciones más a escala, equilibrada. El Turning Torso de Malmö también se inspira en la figura humana: mide 190 metros, es la torre residencial más alta de Escandinavia, sus laterales van retorciéndose hasta llegar a los 90 grados entre el suelo y el cielo, un edificio muy llamativo que costó 85 millones de euros más de lo que preveía Calatrava al comienzo, demoró unos años de más en su construcción y llevó a la ruina a Johnny Örbäck, el dirigente cooperativista que se deslumbró con la poesía arquitectónica del valenciano y que, tras contratarlo, terminó juzgado por estafa (un documental de Fredrik Gertten cuenta muy bien esta historia). La inspiración cósmico-humanista de Calatrava puede apreciarse también en el Hemisférico, un gran caparazón ovoide de vidrio y acero de 14.000 metros cuadrados que contiene un planetario, cine 3D e IMAX, que puede abrirse y cerrarse en uno de sus lados y deja ver la enorme esfera de la sala, que contiene la pantalla más grande de España: una abstracción del ojo, de la mirada humana. Sus editores presentan el prodigio con gracia: “La visión nocturna es clave y reveladora de un trabajo especialmente intenso también bajo esas circunstancias. El planetario, merced al estanque dispuesto expresamente delante y al reflejo nocturno en el agua, evoca la imagen de un casco o un ojo mágico, el ojo de la sabiduría. Esta se trata de una forma recurrente en la obra de Santiago Calatrava, sea cual fuere la escala en la que se aplique, el lugar donde se sitúe o el papel que deba corresponderle”.

Con algunas de sus obras, el cuerpo humano también sufrió. Fue el caso, por ejemplo, del precioso puente Zubizuri, en Bilbao: una rampa de cada orilla y una pasarela peatonal semicurva con piso de baldosas de vidrio, transparentes, iluminadas desde abajo. No queda claro si no tuvo en cuenta la humedad y las lluvias de la zona o si no le importó mucho, pero el caso es que resultó un piso muy resbaladizo y ocasionó decenas de fracturas y centenares de demandas. Las piezas de vidrio además se rompían con frecuencia y, al tratarse de un recorrido curvo, debían ser hechas a medida, con el consiguiente encarecimiento. Así que el Ayuntamiento tuvo que pegarle encima una alfombra, para evitar los patinazos. Calatrava había diseñado también el aeropuerto de Bilbao, muy elogiado por los estilistas y entusiastamente insultado por quienes tenían que aguardar en la sala de espera, que había ideado semicubierta, a merced del viento y del frío: en una intervención posterior tuvo que añadir cerramientos. Quizás un tanto decepcionada, la administración le encargó al arquitecto japonés Arata Isozaki una rampa complementaria al puente y Calatrava emprendió un juicio por daño moral: le habían alterado su creación. Pidió tres millones de euros de compensación. Le dieron treinta lucas. Y ahí sigue la rampa japonesa.

El puente de Vistabella, en Murcia, tuvo problemas similares. Más dolores de cabeza trajo el Puente de la Constitución, que diseñó para cruzar el Canal Grande en Venecia. También peatonal y de suelo acristalado, acumula centenares de denuncias por lastimaduras derivadas de resbalones. No tuvo en cuenta inicialmente el paso de discapacitados, cuadruplicó el presupuesto, se inauguró con casi cinco años de demora respecto del plazo previsto y fue considerado por expertos como “un daño duradero”, cuya estructura deberá ser monitoreada constantemente, con un costo extraordinario de mantenimiento. La fiscalía veneciana lo demandó y actualmente tiene abiertas dos causas, en las que le reclaman un millón y medio de euros.

“Hasta hace cosa de diez años aparecía en los medios casi exclusivamente como una figura muy positiva y deseada, como alguien que montaba exposiciones de su obra escultórica en el Metropolitan o en el MoMA, alguien que coleccionaba doctorados honoris causa de universidades de todo el mundo”, contextualiza desde Barcelona Llàtzer Moix, periodista cultural, subdirector del diario La Vanguardia y autor de Arquitectura milagrosa - Hazañas de los arquitectos estrella en la España del Guggenheim. “Pero en los últimos cinco años –sigue– aparece vinculado con notas negativas, porque de repente se derrumba una parte de un edificio en construcción en Oviedo, o de repente se le ve asociado a una operación como la de Palma de Mallorca, donde fue invitado a diseñar una ópera de un modo muy particular, en plena campaña electoralista, por el presidente de la comunidad autónoma actualmente en prisión por temas vinculados con la corrupción, y Calatrava mismo se ha visto involucrado en distintos sumarios, incluso hace unos pocos días fue imputado por un palacio que ni llegó a ejecutarse en Castellón. Es un autor que quizá por su modo de hacer, muy celoso a la hora de lograr que estos proyectos alcanzaran esa cota de singularidad y especialidad que los hacía aparentemente únicos, en el logro de esos objetivos probablemente no siempre controló ni los gastos de los presupuestos en momentos en que su cartera de pedidos era muy abultada y muy dispersa geográficamente, y no estuvo en condiciones de atenderlas a todas y a cada una de ellas con el rigor que a la postre puede asociarse con una obra irreprochable, sin ningún tipo de problemas. En el caso de Valencia, es muy significativo que le hicieran notar que intentar amalgamar un trencadís, que es una cerámica, sobre una superficie de acero, dos materiales tan dispares ante las altas temperaturas de la ciudad en verano, era algo que no saldría bien. Sólo su empecinamiento por sobre toda otra consideración práctica explica lo que ocurrió, a solo ocho años de la inauguración, y después de distintos problemas.”

Es que el Palau de les Arts de Valencia tuvo más contratiempos: se inundó dos veces, se hundió un escenario, una sala permanece inutilizable y de la sala principal de la ópera hubo que retirar 200 butacas, porque desde esas ubicaciones no se veía la obra representada. En el periódico digital Valencia Plaza cuentan una anécdota significativa de una visita de Calatrava junto a Gerardo Camps, ex vicepresidente de la Generalitat. El arquitecto quiso ver cómo había quedado el restaurante mirador. Cuando llegó, descubrió que la vista estaba tapada por las cubiertas del edificio. “Vaya, no se ve nada; bueno, da igual –dijo Calatrava, y luego se dirigió a Camps–. Os estoy dejando un edificio maravilloso.”

En cuanto al derrumbe en Oviedo al que alude Moix, se trata del Palacio de Exposiciones y Congresos: se vino abajo una pieza de hormigón de 500 metros cuadrados. Como en el ojo del Hemisférico, había diseñado una visera móvil, pero las cuentas se iban a las nubes, ya había padecido otros contratiempos y decidió dejarla fija. La Justicia aquí también le falló en contra: en febrero de este año fue condenado a pagar tres millones de euros por los desperfectos.

QUE TE LA CLAVA

La Ciudad de las Artes y de las Ciencias es un complejo arquitectónico impactante, espectacular, que deja a los turistas asombrados. Está en lo que fue el lecho del río Turia, cuyo cauce fue redireccionado después de la catastrófica inundación de Valencia en 1957: ahora desemboca en el Mediterráneo canalizado por el borde sur de la ciudad. Todavía gobernaba el Partido Socialista cuando, en los ’90, fue contratado Calatrava, que luego, con el Partido Popular en el poder, encontró vía libre para un proyecto que suele tildarse de faraónico. Ahí están sus criaturas fabulosas: además del Palau y del Hemisférico ideó un Museo de las Ciencias (una estructura-costillar gigantesca, con 26.000 metros cuadrados para exposiciones) y una construcción a la que llamó El Agora, un “espacio multifuncional de gran versatilidad para acoger eventos de diversa naturaleza”, en el que, en rigor, hasta ahora se hizo una semana de la moda, fue sede del Open de tenis de Valencia y poco más. El Agora costó unos cien millones de euros, tiene unas goteras copiosas (hay fotos de periodistas con paraguas en su interior, los partidos tienen que suspenderse cuando llueve) y no fue terminado: algunas piezas metálicas de su cubierta se oxidaron antes de ser colocadas. Calatrava también diseñó en el complejo el Puente de L’assut de L’or, adjudicado para su construcción en 2004 por 23 millones, aunque su costo saltó luego a casi 60. Ese mismo año, el arquitecto presentó una maqueta de tres torres “esbeltas y helicoidales”, que llegarían a más de 300 metros de altura, “una iniciativa de trascendencia mundial” que coronaría, etcétera, etcétera, el complejo. Nunca se hicieron, pero Calatrava cobró del gobierno valenciano unos 15 millones de euros.

Buena parte de las irregularidades y las cifras vinculadas con Calatrava en la Ciudad de las Artes se conocen gracias a la persistencia de Ignacio Blanco, diputado de Ezquerra Unida de Valencia. Desde su agrupación, durante años machacó para que se conocieran los detalles de los contratos: le argumentaban que eran confidenciales y le negaban sistemáticamente el acceso. Pero un buen día consiguió fotografiarlos y así, en 2011, trascendieron los primeros números millonarios. “Son maniobras de los comunistas”, trató de explicar Calatrava, enojado. En mayo de 2012, Blanco y sus camaradas abrieron una página dedicada al arquitecto: www.calatravatelaclava.com. Eso lo enfureció. Es que ahí se conocieron cifras que se mantenían en secreto. La Ciudad de las Artes rondó los 1100 millones de euros, con un sobrecosto de 625, y el detalle de que Calatrava cobraría un porcentaje del costo total de las obras: facturó cerca de 100 millones. Que es una cifra incluso modesta, salió a decir el arquitecto. Que los comunistas se metían con él pero no con la Alhambra de Granada o la Catedral de Santiago de Compostela. Que qué eran 100 millones al lado de los 100.000 que el gobierno empezaba a garpar para rescatar a los bancos en la hecatombe económica del país. La Generalitat Valenciana puso en marcha la privatización para el año que viene de la Ciudad de las Artes y de las Ciencias. La expectativa es conseguir 135 millones.

“Calatrava representa para Valencia una época de despilfarro, de gastos suntuarios y de corrupción, aunque no puedo yo afirmar que se dé específicamente en su caso –dice Blanco desde España–. Un hombre vinculado con el Partido Popular que ha gobernado durante casi veinte años y ha gastado mucho dinero porque había una burbuja inmobiliaria y urbanística y dilapidó recursos en grandes fastos, aeropuertos sin aviones, grandes complejos de ocio, Fórmula 1, eventos mundiales y mientras tanto desatendía necesidades sociales básicas. Calatrava es el símbolo, el que puso el decorado, la foto postal para una Valencia ilusoria.” Su agrupación fue la que lo denunció por el Centro de Convenciones de Castellón por el que ahora fue imputado. Y también por las tres torres por 15 millones que nunca se hicieron. “La fiscalía en su momento abrió una investigación, pero concluyó que aunque lo consideraban prácticamente derroche público, eso no tenía figura como delito –explica Blanco en torno de las torres–. Claro, no es tanto su responsabilidad, sino de quienes le pagaban. Calatrava es un listo, al final es un empresario privado que hace negocio con quien le interesa. La cuestión en este caso pasa por los funcionarios valencianos. También supimos que no cobra en España sino en Suiza, donde fijó su domicilio fiscal, para evitar tributar aquí. Pensamos que una administración pública no debería pagar en un paraíso fiscal. Y además él es de Valencia, presume de ello, tiene muchas condecoraciones, y buena parte de su trabajo, muchos de sus trabajos por el mundo, los hizo aquí, donde tenía su despacho de ingenieros y arquitectos.”

La información que Blanco y sus rojos fueron subiendo a telaclava captó la atención de medios internacionales y así el New York Times publicó, a fines del año pasado, una nota en su portada. “Yo siempre digo que Calatrava y sus problemas son como un circo con muchas pistas, pero su pista central está aquí en Valencia –dice Blanco–. Cuando salió esa nota se enojó todavía más, porque le hace daño. Ya tenía mala fama, pero lo del NYT supuso un salto cualitativo importante, e incluso puede perjudicarle económicamente. Allá también le tenían ganas, porque están muy descontentos con su trabajo en la Zona Cero, y se ha ganado la animadversión de los medios.”

Es que allí diseñó una nueva estación de trenes que lleva un retraso de seis años y costará cuatro mil millones de dólares, el doble de lo presupuestado de arranque. A comienzos de este año, Calatrava inició una demanda contra la página “por una acción de derecho al honor”, por daños y perjuicios. Reclamó 600.000 euros. “El argumenta que nuestras denuncias han alcanzado una dimensión internacional –explica Blanco–. Pedía el cierre de la página.” El juez falló que era legal, que estaba amparada en el derecho de la libertad de expresión y que además contenía información verídica. Pero consideró que el telaclava era ofensivo, e indicó una compensación de 30.000 euros. El humorista Vergara dibujó a un juez indignado a la hora de dictar sentencia, al que le hace decir: “¿No podrían haberla titulado ‘Calatrava nos introduce el miembro con mucho cariño y desde el respeto más absoluto.com’, o algo así?” Apelado, el fallo está ahora en segunda instancia. La página, por el momento, se titula “Calatrava no nos calla”. Punto com.

AMPLIACION DEL CAMPO DE BATALLA

Calatrava trabaja por estos días bastante en Estados Unidos. Sin ir más lejos, para ayer estaba prevista la inauguración de su edificio para la Universidad Politécnica de Florida. Además de su faena en la Zona Cero, donde estaban las Torres Gemelas, le han encargado unos puentes en Dallas: al primero lo presupuestó en 117 millones de dólares y terminó costando 65 millones más. En Haarlemmemeer, Holanda, otro diputado reclama por otros tres puentes, inaugurados hace 10 años y ya oxidados y riesgosos.



ARQUITECTO FREDY GARAY, IMPULSOR DE PUERTO MADERO



En Buenos Aires también hay un Calatrava, “el primero de Latinoamérica”: es el Puente de la Mujer, en Puerto Madero, donado por el empresario Alberto González y luego transferido a la ciudad. 







Todavía se dice que es una representación abstracta de una pareja bailando tango: ¿alcohol, drogas duras? Gira sobre una columna a 90 grados, para permitir que pasen los barcos. “Un puente inútil, una vergüenza –opina el arquitecto Juan Molina y Vedia–. Fue un gesto tonto, para darse corte y decir ‘Tenemos una obra de Calatrava’. Cosas artificiales, que no nacen de ninguna necesidad real y concreta: es la arquitectura de lo inútil. Calatrava había hecho cosas buenísimas, y después entró a hacer barbaridades. Es una muestra de lo terrible que es la fama en la actualidad. Este puente forma parte de ese sitio de exhibicionismo que es Puerto Madero”.







El arquitecto, crítico e historiador inglés Kenneth Frampton, que en 1989 lo había elogiado por una obra que por entonces rompía los límites de las nociones constructivas, por “revitalizar la decadencia sintáctica de la arquitectura contemporánea” y por convertir “artefactos técnicos en formas locales”, pasó a encuadrarlo entre los hacedores de “edificios espectaculares, aunque en muchos niveles muy vacíos”. Apariencia, sobre todo. “Es interesante, porque tiene que ver con la cultura angloestadounidense y su poder”, añadía en una entrevista en 2006.

El crítico William Curtis definió a la Ciudad de las Ciencias como “un gran show, una apuesta de marketing”. “Es una especie de Disney arquitectónico, un icono publicitario –decía a El País hace dos años–. Son ideas puramente formalistas: se impone una forma sin resolver su funcionamiento. Todo aquí es retórico. Provoca ruido visual.”

Desde Barcelona, opina también Llàtzer Moix: “Al tener una personalidad tan acusada y al haber sido reconocido por clientes muy diversos de varios países, creo que tiene un lugar en la historia –dice–. Porque no es un cualquiera, es alguien con muchas capacidades, muy inteligente y muy tenaz, con un operativo comercial asociado a su producción también muy potente. Es decir, su obra está ahí y es suficientemente característica para los anales. Para bien o para mal, el tiempo lo dirá. Porque la opinión sobre él ha ido cambiando. Dicho esto, es obvio que en lo relativo a la contención presupuestaria, o a la modestia, o a la consideración que reclama el entorno donde construyó, o en función de los achaques que muestran velozmente algunas de sus obras, surgen reparos muy significativos. El tiempo dirá”.

La demanda de unos bodegueros en Alava, por un techo con goteras estructurales. Los defectos de un obelisco de cien metros de alto en Madrid. El óxido en las obras para los Juegos Olímpicos de Atenas, hoy abandonadas. En estos días trascendió que en Valencia unas 3.000 familias sin ingresos dejaron de percibir ayudas para paliar la pobreza. La comunidad fue uno de los epicentros españoles de endeudamiento y corrupción galopante. Hubo años dulces en Valencia, promesas de un futuro de avanzada, faraónico: Calatrava y su arquitectura blanca quisieron ser un emblema. Un pedazo de trencadís de quince kilos cae desde veinte metros de altura.

Os estoy dejando un edificio maravilloso.














Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

TODO INCENDIO ES ECONÓMICO POLÍTICO