Recuperar el Riachuelo. La formidable oportunidad de realizar una de las obras públicas más importantes de esta generación debe tener una mirada humanista.
Para la recuperación del medio ambiente, de los ecosistemas, del camino de sirga o el traslado de población asentada en los márgenes, para mejorar la salud y solucionar los problemas de contaminación al pueblo, la cuestión pasa por reflexionar si los instrumentos son los adecuados para articular intereses diversos.
Surgen preguntas sobre los destinos de la población afectada por traslados, los seguimientos de la salud de dicha población, la estrategia de inclusión social dentro de una estrategia económica y cultural que sirva para el desarrollo familiar y que el agua se vaya limpiando y recuperando.
Nos parece que hay una posibilidad de tener una visión más abarcativa sobre el modelo territorial que se quiere tener, donde hay un rol industrial fundamental. En este proceso, saber ubicar las industrias responsables en el recorrido sería parte del trabajo y producción que generó y genera el Riachuelo.
La ubicación de viviendas para todos los sectores sociales, los equipamientos culturales y recreativos, las plantas potabilizadoras, son algunos de los programas que seguramente deben convivir en esta visión. Los métodos de recuperación de la Naturaleza con más Naturaleza, ya sea con el procesamiento del agua misma a través de oxigenarla recreando los ríos de montaña al elevar su caudal, las intervenciones con plantas y materia orgánica para la recuperación de las costas. Es una visión desde el agua que aún no ha sido tomada en cuenta, sería el concepto de la navegabilidad del Riachuelo en su recorrido. Desde el agua se ve distinto, el río para su contemplación sola desde el borde no es un río, es un espejo sin vida. La prueba es la imagen de la Vuelta de Rocha en La Boca, paisaje sin barcos, sin quinquelas en sus orillas.
Los ríos deben ser navegables con la posibilidad de que barcazas con mercadería lleguen al Mercado Central, con lanchas que salgan desde la Richieri hasta la Boca y que traigan al turismo internacional y nacional que antes de ver el Obelisco haga un recorrido desde el sitio de la matanza de los querandíes, que dio el nombre del río, pasando por la recuperación de la costa con desarrollo local para el comercio.
La cultura, la historia y el turismo como estrategia desde el agua y sus energéticas flores dentro de un espacio multicultural, paseando por nuestra inmigración, por nuestra música popular, por nuestra pintura, por nuestra escultura. Es necesario que la recuperación tenga otra visión que la jurídica virreinal que hoy engloba el discurso. Estamos en una nación donde la política ha sido recuperada para el pueblo. Esto es revalorizar el patrimonio, la apropiación del pueblo en su conjunto de estas grandes intervenciones públicas, esto es, la humanización de la técnica y la infraestructura necesarias.
Los sueños de otro proyecto posible para el destino del río se materializarán utilizando también la cultura. Las energías motivarán y desarmarán los planes ocultos, la desinformación, los secretos. Hay que recuperar el río teniendo a la historia, a la memoria, a la verdad y justicia social como parte de un corredor turístico productivo ribereño, con valores que construyen la flor de la nueva ciudadanía.
Desde un principio se vio que los trabajos de limpieza del Riachuelo serian finalmente conducidos hacia la especulación por parte de los grandes grupos inmobiliarios. Pagado por los dineros públicos, la limpieza del río y la reubicacion de los actuales habitantes de la zona,dejará a la administración porteña la manos libres para la asignación de esas tierras, mejoradas y transformadas por las aguas limpias y las orillas libres, a la especulación inmobiliaria.
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