Allá fuimos con nuestra exposición en paneles, carpetas, gráfica, textos y muchas ganas de participar de la fiesta del barrio de La Boca, con la intención de continuar con una semana donde la difusión y la discusión sobre el Riachuelo tuvo un acto previo en Acumar, una reunión de los vecinos con los directivos de la institución. Allí pudimos plantear la situación de Villa Inflamable, de Fiorito, La Boca, entre otros, y la polémica decisión de la legislatura de la CABA respecto del “puente de Calatrava” que impedirá la navegación en el Riachuelo, al mismo tiempo de compartir informes sobre el colector de margen izquierda para liquidos cloacales, si bien no se toman en cuenta los vertidos líquidos químicos.
En el fantástico cumpleaños de La Boca, un barrio que fluye vida a pesar del abandono consuetudinario por parte del ejecutivo y el legislativo municipal, más la mano amiga en los juzgados, con el espíritu de barrio intacto, con su tejido social latiendo fuertes relaciones intravecinales, nos sentimos parte de una ciudadanía movilizada por una mejor calidad de vida, para que la democracia se vea profundizada con la participación de los verdaderos protagonistas. La fiesta fue un breve oasis, un bálsamo para el alma, en una ciudad cada vez más atacada en su patrimonio arquitectónico y urbanístico, y el barrio de La Boca, especialmente, amenazado por los proyectos inmobiliarios y especulativos en toda su extensión.
Alli fuimos a mostrar la realidad del Riachuelo y su cuenca, a conversar e intercambiar con los vecinos a buscar que el “proyecto vivo” se enriqueciera nuevamente con el aporte de todos, desde los recuerdos de una época de trabajo y producción unida al Riachuelo, inmortalizados para siempre esa formidable historia del trabajo por Quinquela Martín.
La imágenes que acompañan muestran la presencia de la historia física, y la actual de intercambio con los vecinos que participaron de la fiesta de La Boca.
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