A veces, a pesar de los años de espera, con paciencia, trabajo y perseverancia se consigue llegar al final feliz, aunque sea un pedacito de la felicidad completa.
Algo de la justicia llegó. En estos días, luego de 36 años, Guido se encontró con sus abuelas y familias respectivas. Fue una larga puja, una inmensa espera.
La mamá de Ignacio Urban Guido, Laura Carlotto, fue secuestrada en La Plata en Noviembre de 1977. Estaba embarazada de dos meses y medio. Tenía 23 años. La asesinaron. Walmir Oscar Montoya, compañero de Laura Carlotto y padre de Guido, tenía 25 y corrió la misma suerte.
En la Ciudad también estamos esperando. Hace décadas, el Riachuelo es una cloaca a cielo abierto, donde miles de familias viven en sus orillas, millones de ciudadanos padecen la contaminación y el abandono de la cuenca. Hay buitres de acá y de allá que quieren rapiñar los espacios públicos, hacer negocios con los mejores terrenos, negociar el agua misma del río sin barcos por orden de un juez corrupto.
Imaginan un sucedáneo de Puerto Madero donde ahora hay casitas humildes.
Además, circula un proyecto de puente giratorio votado en la Legislatura que agravaría la situación y casi impediría la navegación turístico productiva, aquella que Quinquela Martín pintaba sobre el Riachuelo con miles de obreros y colores fatigando la cuenca.
A pesar de los silencios, las negativas, la desidia, los negociados, el abandono, en suma, la injustica, seguiremos la lucha por un PROYECTO VIVO para todos y todas, un valle fértil para el Riachuelo- Matanzas.
¿Cuánto falta para que cumplan con el fallo de la Corte Suprema de Justicia de 2008, causa Beatriz Mendoza?
Como en el caso de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, nuestra memoria está intacta y acciona.
Seguimos esperando, seguimos proponiendo, seguimos peticionando. ¿Se decidirán funcionarios, legisladores y jueces a escuchar el clamor ciudadano?
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