miércoles, 19 de agosto de 2015

EL PAPA Y LOS HUMEDALES


─ Santo Padre, he pecado.
─ Cuéntame, hijo mío.
─ He pecado gravemente.
─ Cuéntame, hijo mío, cuéntame.
─ ¿Me voy a ir al infierno por lo que hice, Santo Padre?
─ No lo sé, cuéntame qué has hecho, hijo mío.
─ Me robé un humedal (bueno, varios), soy titular de un fondo de inversión que entre otras cosas realiza emprendimientos inmobiliarios, construyo countries a la vera del río, con muelles personalizados para yates enormes, y espacios verdes para niños ricos que tienen tristeza, coimeo a funcionarios, y corrompo jueces, leyes y ordenanzas, por doquier.
─ Es muy grave...
─ Sí, y se inundaron campos y ciudades, un desastre, Su Santidad
─ Te lo digo en italiano, hijo mío, sos un gran hijo de puta
─ ¿Y qué puedo hacer?
─ Devolvé el humedal, siempre relocalizan a los pobres, esta vez, podrían relocalizar a los ricos, ¿no? Fijate, en mi encíclica LAUDATO SI propongo: 
 
«Lamentablemente, muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados no sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de los demás. Las actitudes que obstruyen los caminos de solución, aun entre los creyentes, van de la negación del problema a la indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas. Necesitamos una solidaridad universal nueva...» 

─ ¿Y... no lo podemos arreglar de otra forma... qué le parece una importante donación para elevar la Basílica de Lujan con un gran gato hidráulico, yo consigo sponsors, publicidad, todo...






Encíclica LAUDATO SI

(...)

IV. Política y economía en diálogo para la plenitud humana

189. La política no debe someterse a la economía y ésta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia. Hoy, pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida humana. La salvación de los bancos a toda costa, haciendo pagar el precio a la población, sin la firme decisión de revisar y reformar el entero sistema, reafirma un dominio absoluto de las finanzas que no tiene futuro y que sólo podrá generar nuevas crisis después de una larga, costosa y aparente curación. La crisis financiera de 2007-2008 era la ocasión para el desarrollo de una nueva economía más atenta a los principios éticos y para una nueva regulación de la actividad financiera especulativa y de la riqueza ficticia. Pero no hubo una reacción que llevara a repensar los criterios obsoletos que siguen rigiendo al mundo. La producción no es siempre racional, y suele estar atada a variables económicas que fijan a los productos un valor que no coincide con su valor real. Eso lleva muchas veces a una sobreproducción de algunas mercancías, con un impacto ambiental innecesario, que al mismo tiempo perjudica a muchas economías regionales[133]. La burbuja financiera también suele ser una burbuja productiva. En definitiva, lo que no se afronta con energía es el problema de la economía real, la que hace posible que se diversifique y mejore la producción, que las empresas funcionen adecuadamente, que las pequeñas y medianas empresas se desarrollen y creen empleo.

190. En este contexto, siempre hay que recordar que «la protección ambiental no puede asegurarse sólo en base al cálculo financiero de costos y beneficios. El ambiente es uno de esos bienes que los mecanismos del mercado no son capaces de defender o de promover adecuadamente»[134]. Una vez más, conviene evitar una concepción mágica del mercado, que tiende a pensar que los problemas se resuelven sólo con el crecimiento de los beneficios de las empresas o de los individuos. ¿Es realista esperar que quien se obsesiona por el máximo beneficio se detenga a pensar en los efectos ambientales que dejará a las próximas generaciones? Dentro del esquema del rédito no hay lugar para pensar en los ritmos de la naturaleza, en sus tiempos de degradación y de regeneración, y en la complejidad de los ecosistemas, que pueden ser gravemente alterados por la intervención humana. Además, cuando se habla de biodiversidad, a lo sumo se piensa en ella como un depósito de recursos económicos que podría ser explotado, pero no se considera seriamente el valor real de las cosas, su significado para las personas y las culturas, los intereses y necesidades de los pobres.


PARECE QUE EN LA PAMPA HÚMEDA SOJERA, Y EN LOS CLUBES DE GOLF CON LAGUNAS DE AGUAS CRISTALINAS CON PLAYAS DE ARENAS BLANCAS Y TORRES Y CONDOMINIOS Y TOWNHOUSES NO LO LEEN A FRANCISCO...



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