Cuando el talentoso Paul Auster imaginó "El país de las últimas cosas", no sabía que en alguna remota ciudad del sur de suramérica, un gobernante rubio y perfumado, junto a un grupo de acólitos inescrupulosos, haría realidad sus lucubraciones...
- No es una novela de ciencia-ficción.
Si bien se puede suponer que transcurre en el futuro, nada indica que el resto del mundo donde se sitúa el país de las últimas cosas sea distinto del nuestro. Simplemente, es la versión degradada del mundo actual y funciona como un temible augurio de lo que podría sucederle (sucedernos).
No sólo no hay seres extraterrestres (aunque este no es un componente imprescindible de la novela de ciencia-ficción), sino que no son necesarios porque el ser humano se ha vuelto la peor amenaza para sí mismo y está consumando la destrucción de su propia civilización: “La ciudad parece estar consumiéndose poco a poco, pero sin descanso, a pesar de que sigue aquí”.
No hay enemigos exteriores porque el hombre es su propio enemigo. Es la propia dinámica interna del sistema la que lo lleva a su degradación...
La Boca: sin viviendas para los pobres
“Como sos pobre y para el gobierno actual no es negocio dar viviendas a los pobres, lo que quieren es sacarte del ámbito de la Capital”. Eva Patricia Juárez, habitante de un Hogar de Tránsito de la Boca, resume la política de Estado en materia de vivienda social que sigue el actual gobierno de la Ciudad Autónoma.
Maximiliano Nenna, representante de la Comuna 4 que comprende los barrios de La Boca, Barracas, Patricios y Pompeya, recuerda que “estamos hablando de conventillos que son de la ciudad y es responsabilidad del gobierno de la ciudad de Buenos Aires desde ahora y de siempre de que esos conventillos estén reparados y que estén en condiciones dignas para que sean habitados”.
Edgardo Form, legislador por Nuevo Encuentro y Vicepresidente de la Coimisión de Vivienda sostiene que la política macrista “denota una concepción que es la de desalojar a los pobres y a los inmigrantes de los países vecinos para tener una ciudad country”.
Hubo alguna vez intención y políticas de revertir la situación de precariedad habitacional en el barrio que inmortalizó Quinquela Martín: desde 1984 a 1996 se llevó a cabo el programa conocido como “Recuperación Boca”, durante el cual la ex Comisión Nacional de la Vivienda compró 21 conventillos para rehabilitar y transferir el dominio pleno a sus ocupantes. El legado de aquel plan y sus logros, fue convertido en el desamparado presente que viven sus habitantes y el histórico barrio
“Cada vez que llueve se moja todo, ¿ves? Afuera paró de llover y se sigue lloviendo acá”: Jennifer Ovalle, habitante del Conventillo Rocha, en la Boca, señala el agua que empapa una cama, una cuna y desborda al piso.
El Vicepresidente de la Comisión de Vivienda de la Legislatura porteña sitúa el problema de la vivienda social en el vacío que ha producido el gobierno de la ciudad Autónoma en materia de política de vivienda: “ la cuarta parte de la totalidad de los habitantes de la ciudad tiene problemas de vivienda”.
“En el 2005, informa el Legislador Forn, la porción del presupuesto destinado a la vivienda era del 5,4%. En el 2007 que es cuando asume el gobierno de Macri el 3,4%, y en el 2012 el presupuesto que se aprobó a fines del año pasado para todo el año 2012 disminuye al 1,9%”.
Menos presupuesto año a año, acompañado, sin pudor, por lo que se conoce como sub ejecución presupuestaria: el dinero está pero no se lo utiliza. Explica el Vicepresidente de la Comisión de Vivienda de la legislatura porteña: “El año 2005 se ejecutó el 65,9% del presupuesto, pero en el año 2010 el volumen de ejecución fue de tan solo del 44,5%.”
Maximiliano Nenna, Comunero de la Boca, Barracas, Patricios y Pompeya, muestra desde la puerta de entrada que no pudo trasponer por estar cerrada, el interior del complejo habitacional ubicado en Arzobispo Espinosa 351 de la Boca.
El Comunero explica que se trata “de cerca de 40 unidades que están terminadas para que puedan ser ocupadas por ciudadanos de nuestro barrio o de cualquier otro barrio y sin embargo están cerradas sin terminar de solucionarse y de poder dar cabida y resolución al problema habitacional de 40 unidades familiares”.
Nenna denuncia que hay “un Estado rico, que tiene dinero pero que finalmente no tiene la voluntad ni resuelve cuestiones concretas que tienen que ver con la vivienda, con lugares, instalaciones que son del gobierno de la ciudad de Buenos Aires”.
La decisión de Mauricio Macri dejar a la deriva a la política de viviendas, impulsa a una intervención creciente de la justicia. Explica el Comunero de la Boca que por los amparos, cada vez actúan más los jueces, aunque de los casos judicializados, “sólo el 5% tienen algún nivel de respuesta y de resolución”.
“Parece que la intención de él, por Mauricio Macri, es que nosotros sigamos viviendo como estamos y no construir las viviendas”, concluye Eva Patricia Juarez desde el Hogar De Tránsito en La Boca .
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